Me gusta el imaginario de Aixa de la Cruz, el bisturí de Alaine Agirre, el estilo de Mariana Enríquez, el universo de Stephen King, el regusto amargo de Michel Houellebecq, el olor a libro, la palabra exacta.
Me gusta la cadencia de G.U.I.L.T.Y. (The Dogs), el desgarro de Jesus for the Jugular (The Veils), la letra de Que se joda el viento (Marea), la dicción y pose de Liam Gallagher, Laztana (Latzen), los graves, el silencio, las manos de cualquiera que sepa tocar el piano.
Me gusta Dogville, Soñadores, Nymphomaniac, Mary Poppins, el color verde, el viento sur, la pasta, los lugares abandonados, Miércoles Addams, recordar lo que sueño, la Victoria de Samotracia, bunburizar, el regaliz negro, el mar.
De niña quise ser cosas como cantante, actriz, periodista, escritora, novia de McGyver.
Con doce años escribía relatos de tres o cuatro páginas, los pasaba a limpio, les hacía una portada, los encuadernaba con grapas y los escondía en un cajón. Así empezó todo.
Mi relación con la escritura pasó por algunos altibajos —entre ella y yo se interpusieron una licenciatura en Publicidad y Relaciones Públicas y los primeros años de mi trayectoria profesional como diseñadora gráfica—, hasta que en 2015 comencé a escribir la novela Juguetes de niño sádico. A finales de 2020, la agencia literaria Marcapáginas se interesó por mi novela, que fue publicada por la editorial Alberdania en marzo de 2022.
Por el camino, he escrito relatos como los que se muestran aquí y he colaborado en publicaciones literarias como ArtNoir o Letralia.
Nací el 30 de junio de 1982 en San Sebastián. Me llamo Olga.
Hola.